En el fútbol, como en la vida, cuando las cosas no salen bien lo primero que hacemos es buscar culpables. Culpables o responsables, según considere cada uno. Incluso están los que sólo buscamos la causa.
Es cierto que no toda la sociedad atiende al patrón de seguidor de fútbol pero es cierto que hay excepciones.Y existen ese tipo de partidos del que casi todos estamos pendientes, aunque sólo sea del resultado.
Aprovecho para aclarar que no me consideró futbolera, en el uso extenso del término. Como espectáculos, deportivos o no, prefiero otros.
Sin embargo, bien es cierto que la Unión Deportiva Las Palmas como representante de mi tierra queda fuera de esta explicación.
No desvelaré ningún secreto cuando digo que los partidos de fútbol cruciales paralizan y enfocan la atención del pueblo y quien más quien menos sabe de que ese día hay fútbol.
Tengo una hija de cinco años que disfruta mucho de los espectáculos deportivos, de los partidos y nos acompañó a su padre y a mi este domingo.
Pero realmente qué es un partido: ¿El lugar donde llevar las frustraciones de una semana o una vida y descargarlas en forma de improperios y descalificaciones hacia todo lo que haga el rival y que no me beneficie? Opino que esa es parte de la población que se apoya en el fútbol para no centrase en su vida.
Pero el fútbol es mucho más: es identidad compartida , es fiesta y unión, es saber perder y saber ganar… El fútbol es un amante, aquello que impulsa, une, motiva, da aire...
Si algo no es el fútbol es lo que ocurrió este domingo en el estadio de Gran Canaria, ni lo que siguió ocurriendo en los medios y las redes sociales que exaltaban la violencia.
Eso es otra u otras cosas: baja autoestima, falta de empatía, ausencia de respeto, carencia de autocontrol y en definitiva, problemas serios con el amor propio y los valores.
De las fuerzas del orden y de seguridad se habla que no eran suficientes o adecuadas. Yo nunca había visto tan poca policía. La verdad que necesitemos de tener un centenar de policías armados hasta los dientes para no comportarnos como egoístas inconscientes sin autocontrol, refuerza la idea que tengo de que se quieren mejorar las cosas pero aún falta un largo camino que es el de la mejora de uno mismo ( y hablo en primera persona porque al fin y al cabo hablo de una parte de la sociedad. De la sociedad de la que formo parte aunque no me identifique).
Quiero pensar, de todas maneras, que algunos de los que saltaron al campo lo hicieron desde el amor enfurecido a su equipo y que se dejaron llevar por las pasiones y la conducta del que vieron saltar antes, sin pensar en las consecuencias de sus actos. Quizá sea ingenuidad el que piense así, como la que tenía mi hija de cinco años cuando veía como se llenaba de espontáneos las áreas cercanas al campo y nos decía que saltaban a ayudarles. Y si lo pienso ahora, así fue. Saltaron a ayudarles, pero no al equipo que allí estábamos apoyando sino al contrario.
La vida cambia en un minuto, los actos que hagamos cambian el curso de las cosas y eso actos serán mejor para una sociedad si nacen del amor propio y el autocontrol.
Me pregunto, si esos espontáneos estarán pensando ahora toca ser consecuentes y hacer repaso, que no es cuestión de autoflagelarse, pero si hacer autocrítica, aceptar nuestros actos y su consecuencias. Por aquí levanta la mano una que aceptaría las disculpas, si eso conlleva que crezcamos como sociedad, donde vayamos aprendiendo que patrones violentos y egoístas no funcionan ni se aceptan.
Como leí en alguna publicación, la duda se siembra en si el partido se hubiese ganado, con sus consecuentes ascenso a primera y su fiesta, la sociedad habría entonces denunciado de manera tan insistente y tajante a los que causaron la paralización del partido. Es decir, si seguiríamos rechazando como una piña los actos independientemente de las consecuencias del mismo.
Es el momento de preguntarse que podemos aprender todos de lo ocurrido y qué podemos hacer para que algo así no vuelva a suceder.
Y es que la vida es como el fútbol, siempre hay unos cuantos inconscientes que se empeñan en amargan la fiesta a muchos otros.
Ogarala´14